miércoles, 19 de mayo de 2010

Cuando la clausura nos alcance.

A poca horas de la tan esperada y a la vez, de cierta forma, "temida clausura", surgen recuerdos e imagenes de reuniones, encuentros, solicitudes, aciertos, dudas, propuestas y desencantos. Aún quedan muchas cosas por hacer y situaciones por resolver.


Cierto, muchas cosas no salieron como las esperabamos o habíamos planeado, en algunos casos, sencillamente no salieron. En todo momento el tiempo siempre será corto cuando se quieren hacer grandes cosas, mismas que siempre traeran consigo las respectivas críticas y satisfacciones -pondremos más atención entonces a la segundas y trataremos de no cometer nuevamente las primeras, aunque no se promete nada-, y festejaremos de la forma más sencilla, pensando en lo que viene y falta por hacer.





Por el momento continuamos poniendonos de acuerdo a última hora. Y la siguiente vez que nos despidamos, será fijando la hora y el lugar de la próxima reunión, ahí donde ya no se últimaran detalles y posiblemente no se mencione al instante sobre lo sucedido, sino, como hasta ahora, se comentará sobre un nuevo proyecto que se ha comenzado a gestar sin haber concluido lo que tenemos en curso, pues, el tiempo no nos favorece.


Aquí todavía no hay remembranzas profundas ni agradecimientos adelantados y olvidadizos. Hay planes por cumplir y propuestas por llevar a cabo. Pues todavía no terminamos. Por el momento sólo nos detenemos un instante para revisar algunas cosas y pendientes mientras nos detenemos a pensar en que sucederá cuando llegue el momento de cerrar este ciclo. Cuando la clausura nos alcance.

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